En sus guitarras se refleja la estética modernista de su época
Francisco Simplicio fue un destacado lutier español, nacido en la ciudad de Barcelona en 1874. A lo largo de su carrera, Simplicio construyó algunas de las guitarras más emblemáticas del siglo XX, que hoy en día son altamente valoradas por los coleccionistas y músicos.
Simplicio comenzó su carrera en la década de 1890 trabajando en el taller de Enrique García, uno de los más destacados constructores de guitarras de la época. Fue aquí donde aprendió los fundamentos de la construcción de guitarras y comenzó a desarrollar sus habilidades como lutier.
A medida que avanzaba su carrera, Simplicio se convirtió en uno de los principales constructores de guitarras de España, y su trabajo se destacó por su calidad y su enfoque en la artesanía. Utilizaba materiales de alta calidad y técnicas tradicionales de construcción para crear instrumentos de sonido excepcional.
Entre las guitarras más famosas de Simplicio se encuentran las que construyó para los grandes guitarristas del siglo XX. Entre ellos, destacan Andrés Segovia, Emilio Pujol, Miguel Llobet, Regino Sainz de la Maza, Daniel Fortea y Francisco Tárrega. Estos guitarristas ayudaron a popularizar el sonido distintivo de las guitarras de Simplicio y a establecer su reputación como uno de los mejores constructores de guitarras de su época.
Además de su trabajo como lutier, Simplicio también fue un músico talentoso y tocaba la guitarra y el violín. Esta experiencia le permitió tener una perspectiva única sobre la construcción de guitarras y contribuyó a su habilidad para crear instrumentos de sonido excepcional.
El legado de Simplicio sigue siendo muy valorado en la actualidad, con muchas de sus guitarras todavía en uso por músicos y conservadas por coleccionistas. Sus instrumentos son reconocidos por su calidad y su distintivo sonido español, que ha influido en la construcción de guitarras en todo el mundo.
Este artículo apareció en el periódico de Barcelona “El Noticiero Universal” del 20-I-33: “Ha muerto Francisco Simplicio, el notable luthier, discípulo único y continuador de la fabricación de guitarras del célebre García. Era un hombre bueno, bondadoso con todo el mundo, en extremo servicial y un verdadero artista en el difícil arte de fabricar guitarras. Los instrumentos que salían de sus manos eran disputadísimos y gozaban de gran prestigio en muchos países del extranjero, especialmente en Francia, Alemania y en la América del Sud. En la Exposición internacional de Barcelona, celebrada el año 1929, lograron las guitarras de Simplicio un gran premio. Descanse en paz el notable instrumentista, que con su arte consiguió que su nombre traspasara las fronteras.”
Domingo Prat, “Diccionario de guitarristas”, 1934:
SIMPLICIO, Francisco.-Notable constructor de guitarras, español. Nació en Barcelona el 18 de octubre de 1874. Joven, entró de aprendiz de ebanistería en la casa “Masriera y Vidal”, más tarde “Francisco Vidal”, taller de muebles artísticos. Por sus condiciones personales y los adelantos realizados en plazos relativamente cortos, Simplicio escaló los primeros puestos entre los oficiales de su profesión, realizando esta labor por espacio de 18 años consecutivos. Circunstancias políticas y sociales determinaron su dedicación al arte del guitarrero: una larga serie de desbarajustes políticos que desequilibran el orden poniendo a patronos y obreros en una lucha de exterminio sin nombre, que termina con la declaración mutua del “lock-out”, hace que los talleres de ebanistería cierren sus puertas. Vuelan los días; pasan meses y la necesidad cunde.
Una vieja amistad lo une a Simplicio con el eximio guitarrero Enrique García, quien lo toma como ayudante sacándolo de estado tan desesperante. Corren los días del año 1919 y la fama de García se agiganta, pasando el ayudante Simplicio al puesto de oficial. La salud del maestro más grande de los guitarreros anuncia un pronto y fatal desenlace, y el oficial pasa a ser el hombre de confianza y más tarde, a la muerte de su maestro, en noviembre de 1923, el dueño del gran taller. Nada vulgar hubo de ser la inteligencia de Simplicio cuando a los 45 años se inicia en el arte de la lutherie, llegando a descollar como el más grande de los guitarreros actuales; claro que los conocimientos de Simplicio en el arte de la ebanistería le daban cierta ventaja, que supo aprovechar en el libro constantemente abierto que fuera Enrique García. Bien pronto el guitarrero que nos ocupa atiende y ensancha la producción, entregándose a un frenético trabajo que le rinde pingües resultados. Consolida su fama y en el importante certamen de la exposición Internacional de Barcelona, del año 1929, presenta Simplicio algunas de sus guitarras y obtiene el fallo del jurado que le otorga “Gran Premio”. “La más alta recompensa con medalla de oro”. Francisco Simplico merece por su inteligencia, sus desvelos y dedicación a las guitarras, la gratitud de los nuevos cultores del instrumento. Falleció en Barcelona el 14 de enero de 1932.