Mandolina española, sistema Cateura Jaime Ribot. Esta magnífica mandolina española fue construida por Jaime Ribot en Barcelona. La mandolina posee marcado a fuego en el zoque “Jaime Ribot, barcelona”
Al hablar de la mandolina Cateura, se hace referencia a Baldomero Cateura, quien fue un notabilísimo mandolinista además del impulsor del nuevo modelo de mandolina española, que consiste en ser una mezcla entre la bandurria y la mandolina italiana. Baldomero Cateura publica en 1898 su método de Mandolina española y es a finales del siglo XIX que se constituye la orquesta de pulso y púa Lira Orfeo en Barcelona, de la que Baldomero Cateura es socio fundador. El guitarrista Miguel Llobet era director musical de la Lira Orfeo y uno de los socios fundadores, y esta estaba formada por mandolina española, guitarra, laúd y archilaúd.
Un detalle relevante es que el director honorífico de la Lira Orfeo era Francisco Tárrega, y es que además de la relación de este con Miguel Llobet, hay que tener en cuenta la estrecha relación que tuvo Baldomero Cateura con Francisco Tárrega, a quienes les podemos ver juntos en una famosa fotografía en la que se ve a Tárrega ofreciendo un recital íntimo en Valencia. El método escrito para Mandolina Española escrito por Baldomero Cateura está inspirado en la técnica y estética de Francisco Tárrega.
La mandolina española del sistema Cateura cuenta con seis cuerdas simples, encordados, los tiples en cuerdas de tripa y los bordones en seda entorchada. Todo ello permite obtener sonidos y sutilezas que no son posibles obtener en las cuerdas dobles de metal utilizadas en la bandurria. La mandolina se tocaba tanto con plectro como con los dedos, utilizando la técnica de la mano derecha de la guitarra, a la que Baldomero Cateura llama en su método para mandolina española “Arpeado”.
La afinación de la mandolina española es la misma que la de la bandurria, aunque existen dos tipos de mandolinas, la mandolina en La y la mandolina en Sol, el motivo es que no era sencillo encontrar primas que aguantaran la tensión de la afinación en la, y para evitar posibles roturas con el consiguiente gasto económico derivado se afinaba la mandolina en algunos casos un tono más bajo.
La mandolina española permite, al igual que la bandurria, formar parte de agrupaciones como las antiguas estudiantinas, tunas y rondallas de distinta índole, pero además aproximarse al instrumento desde una perspectiva de un instrumento solista, al igual que la guitarra.
En el catálogo de Juan Ayné podemos observar el precio que tenían estos instrumentos en su momento:
- Mandolinas de concierto, convexas, preciosamente adornadas, con clavijero mecánico. Ptas 150
- Mandolinas de concierto, planas, con clavijas de marfil. Ptas 100
- Mandolinas de estudio, convexas, con clavijero mecánico. Ptas 60
- Mandolinas de estudio, planas, con clavijero mecánico. Ptas 40
- Trípode artístico, de metal dorado al fuego. Ptas 120
En referencia al trípode en el que puede sujetarse la mandolina al tocar, en opinión de Domingo Prat, se trata de una reinvención del trípode de Dionisio Aguado. Félix de Santos en su Método elemental recomienda muy eficazmente su uso con el que el instrumento gana en sonoridad y facilita la ejecución al instrumentista.
Destaca el encanto sonoro del sonido agudo y dulce que desprenden estas mandolinas, siendo acampanado y con el eco característico que poseen las mandolinas del sistema Cateura, también destacan por la altísima proyección de sonido. El estado de conservación es excelente.
Las maderas utilizadas para esta mandolina de Jaime Ribot es el abeto para la tapa, palo santo para los aros y fondo, ébano para el diapasón y ciprés para el mástil. El mástil y cabeza son de una sola pieza. La mandolina es estéticamente preciosa y posee una decoración con abundantes ornamentaciones de nácar. El puente posee en sus extremos lo que parece la cabeza de una guitarra, además tiene unos adornos de nácar en forma de pájaros. La cejilla de la cabeza y del puente son de nácar
Jaime Ribot y Bautista Alcañiz formaron la firma Ribot y Alcañiz en Barcelona, cuyo taller estaba situado en la calle Ancha hasta el año 1920. Al finalizar la colaboración conjunta entre Ribot y Alcañiz, Jaime Ribot continuó construyendo con su propia etiqueta y contó con la ayuda de su hijo Juan Ribot, quien falleció prematuramente en 1918 y fue un notable constructor y excelente ejecutante de instrumentos de plectro.
Ribot y Alcañiz fueron responsables de la construcción de muchos de los instrumentos ideados por Baldomero Cateura utilizados en la agrupación musical Lira Orfeo dirigida por Miguel Llobet a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, construyendo gran parte de las mandolinas, laúdes y laudones que se usaron en dicha formación al igual que el luthier Enrique Garcia. Domingo Prat, quien tuvo como primera guitarra una Ribot y Alcañiz adquirida en 1898, explica en su diccionario que el hijo de Jaime Ribot fue un gran mandolinista y laudista:
“RIBOT Juan n. ? – m. 1918 en Barcelona Hijo de Jaime, al que superó en el oficio de constructor de guitarras. Hizo una producción reducida, debido a su muerte prematura, siendo sus instrumentos de gran calidad, de elaboración cuidadosa y de bello sonido. Juan Ribot se distinguió como ejecutante de instrumentos a plectro.”
El taller de Ribot y Alcañiz era conocido como “Ca’ls guitarrers”, fue un punto de encuentro destacado en Barcelona y fue allí donde se conocieron Francisco Tárrega y Miquel Llobet, Emilio Pujol explica en su obra “Tárrega” que:
“En 1892 existía, en la calle Ancha de Barcelona, la guitarrería de Ribot y Alcañiz, a la que concurrían asiduamente casi todos los aficionados a la guitarra, profesionales y maestros. Por este motivo era conocido el establecimiento bajo el nombre de “Ca’ls guitarrers” (Casa de los guitarreros), y en él se cambiaban impresiones, se hacían críticas o elogios, se tocaba… y hasta se escuchaba alguna vez. (…) Fue en esa guitarrería en donde Magín Alegre hizo oír en diversas ocasiones a su discípulo Miguel Llobet, a la sazón de unos catorce años.”
“Una tarde del mes de octubre del citado año, coincidieron en la guitarrería, Tárrega y el pequeño guitarrista, quien fue inmediatamente presentado al Maestro. Al darse cuenta éste de las facultades extraordinarias del muchacho, le abrió las puertas de su hogar para cuantas veces deseara sus consejos.”
Miguel Llobet y Francisco Tárrega se conocieron en una guitarrería de la calle Ancha en 1892. Emilio Pujol en su ensayo biográfico “TÁRREGA” nos lo relata de la siguiente manera: “Una tarde del mes de octubre del citado año, coincidieron en la guitarrería, Tárrega y el pequeño guitarrista, quien fue inmediatamente presentado al Maestro. Al darse cuenta éste de las facultades extraordinarias del muchacho, le abrió las puertas de su hogar para cuantas veces deseara sus consejos.”