Manuel Ramírez c.1900

Esta guitarra fue construida por el genio guitarrero manuel Ramírez De Galarreta en la calle albarán número 10 de Madrid.

Se trata de una de las mejores guitarras que hemos tenido la oportunidad de tocar. El sonido es muy redondo, cristalino y cálido a la vez.

Tiene unos graves muy profundos y sedosos, como los de un contrabajo antiguo, además de unos agudos llenos de armónicos. La sensación y el equilibrio sonoro recuerda al de las guitarras de Torres. 

El sustain que tiene esta guitarra es sorprendente, si la dejas sonar parece que no vaya a terminar nunca el sonido, incluso cuando acaba, parece que siga presente en el aire creando una atmósfera muy especial. También destaca la vibración que genera y atraviesa las paredes transmitiendo su encanto.

La comodidad es perfecta para el guitarrista, teniendo la tensión justa para la mano derecha e izquierda.

Con todo esto, estéticamente es preciosa. El nácar de la boca contiene un brillo muy especial y reluciente que combina con los dos detalles florales del puente y resalta el color blanco oscurecido por el paso de los tiempos del marfil. 

La guitarra presenta un color avellanado muy cálido que se une con las aguas y veteados tan especiales y naturales, que parecen el reflejo de las aguas de un arroyo. Los golpeadores, al ser de madera, le quedan como anillo al dedo, y se integran con el dibujo que hace la madera.

El tipo y el grosor de las maderas de los aros, del fondo y de la tapa, junto con la finura de su diapasón, consiguen que esta guitarra sea ligera y extremadamente cómoda, permitiendo así al guitarrista que la tenga entre sus brazos, una perfecta ejecución.